Estimado Destinatario mio:
Desde el principio quiero aclararte una cosa: yo no hago cartas.
Además, nunca nadie me había pedido una carta, pero bueno, tú no eres cualquier persona, creo.
Y si este papel sirve para que, estando tan lejos, me recuerdes un poquito, vale la pena intentarlo, ¿no?
¿Sabes? Ese día que me preguntaste por qué me gustabas, y yo no supe qué contestarte; desde ese día estoy pensando una respuesta para ti... Y pues nada, no la tengo. No todavía no sé qué es.
Solo sé que tienes algo especial, porque en general a mí no me gusta nada, ni nadie, la gente no me gusta.
Es bien raro.
Debes tener algo que no tiene todo el mundo. Lo peor: lo sigo viendo, sin saber qué es...
Me parece más raro aún, extrañarte, así sea un poquito, porque nunca pasamos tanto tiempo juntos como para extrañarnos, pero sí, me haces falta, tu me haces mucha falta...
En todo caso, espero que todo te salga bien, tú sabes que me tienes, que soy tu amiga, o como quieras llamarlo; sabes que estoy aquí, para ti que siempre estaré para ti...
Lo triste de esta carta, es que no es bonita, ni de colores ni esas pendejadas, entonces no la vas a pegar en la pared, lo siento por eso, no es lo mío.
A mí me basta con que la leas.
Te mando muchos abrazos para el frío, besos para la soledad y caricias para todas las noches.
Esta es la hora en que si alguien me llegara a preguntar dónde te conocí, no sabría qué decir, tenemos que inventarnos una historia, o algo.
Y si me llegan a preguntar, qué somos, o qué fuimos, o si seremos; no, tampoco tengo ninguna de esas respuestas, y dudo que tu las tengas!!!
No sé si yo aun te quiero, creo que sí pero no sé. Mucha suerte.
“Simplemente me gustaba tu forma de existir ante mi, sin importarte aparente mente los demas”.