Él me gusta, me gusta como jamás pensé que pasaría. Me gusta en lo secreto y prohibido, me gusta entre risas de la nada y pláticas de todo. Me gusta la manera en que me hace perder la vergüenza y me entrego a desearlo tanto, tanto que me duele la piel si no me insinúa sus ganas, si no me acaricia. Él me gusta, contra todo pronóstico, contra toda ley de gravedad y normas de comportamiento. Él me gusta y mi cuerpo lo grita al sentirlo cerca. Él me gusta en el sentido más estricto de la palabra, en el sentido más práctico del placer. Me gusta su piel y la magia. Me gusta su risa y la barba. Él me gusta para contarle los cuentos de las mil y una noches, sin ropa, dispuesto, con ganas… Y en su cama. Si, él me gusta.”