El amor te rodea, te mide, te seduce... Y lo miro desconfiada y llena de temores.
Vengo de batallas ganadas y perdidas. Probablemente más perdidas que ganadas
De algunos gemidos y quizás otros jadeos entre sabanas, de lagrimas derramadas en los bordes mas gruesos de la almohada.
Tengo miedos.
Dudas.
Adioses que hacen eco y cortan como chinchillas ultra delgadas y filosas .
Con la esperanza de que algo diferente suceda.
Regreso a cuestionarme sí es amor, es pasión, es capricho, es locura.
Lo se, lo acepto, una que otra ves tengo mucho miedo...
A veces bajo la mirada.
Sonrió sin mover mis labios.
Respiro profundamente tratando te tranquilizar mis latidos.
Y permito todo.
Una nueva vez.
Olvidando las batallas perdidas.
Olvidando un poquito el dolor.
Le doy una oportunidad.
O tal ves miles más.
Lo dejo entrar otra vez a mi vida.
Repitiéndome que es tarde para las dudas.
Y muy temprano para volver a creer en el.
A sí que lo miro de frente, lo beso, pongo lo mejor de mi sobre la mesa y vuelvo a empezar a creer en el, me entrego ciega y sutilmente.
Para el soy la caricia cargada de pasados con miedos y felicidades. Y el gemido espontáneo de lo que quiere nacer sin miedo, entre nosotros.
Soy quien le roba esa mirada tierna, quien le quiere robar un te amo y todos sus miedos, aún que yo no pueda con los míos
A sí que sólo espero ese abrazo bajo las estrellas que hoy brillan mas que nunca y robarle una sincera sonrisa...
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