Es curioso como la vida te va enseñando que tu forma de ser, pensar y actuar no siempre es de verdad como tu eres...
Un ejemplo... Creerte muy fuerte e inmune a el adiós definitivo, y no hablo de una relación fallida, hablo de ese adiós donde la persona jamás regresa a ti, y en ningún lugar sabrán mas de el en tiempo real, mas que en relatos pasados.
Siempre dije que la muerte es algo que jamás me afectaría que es realmente lo norma pues si algo es seguro, es que nacemos para morir, y debí darme cuenta que no es realidad desde que mi única tía se fue, ese desgarre que sentí por dentro como si una parte de mi quisiera que jamás se hubiera rendido y dejado morir, no sabia realmente si lo que sentía era dolor o coraje, hoy por el contrario se que es dolor, pues extraño su loca forma de ver la vida y que me cuente todos su sueños locos, malos, bizarros y mas, me hacia sentir bien saber que no era la única con un paso al psiquiatra...
Pero en este momento, la vida otra vez me demuestra que si le tengo miedo a la muerte, que le tengo miedo a volver a perder a otro ser que amo, y no podré hacer nada porque lo único verdadero es que así es la vida por estupido que suene, que solo me queda gozar el tiempo que él este aquí...
Duele, duele aun mas porque es un padre, un abuelo, un amigo, un consejero, y el mejor de todos para pensar en pequeñas mentiras piadosas para que no tenga problemas con mis padres, es cuestión de vida, dice el, pero que pretende que haga yo después, si perderé a mi mejor ser humano por culpa de corajes con terceros...
Como le grito al destino que me lo deje porque aun no tengo mi vida como tal, que tiene que ver a mis hijos y jugar con ellos, como jugo conmigo...
Como le digo a la vida que ninguna de sus tres grandes mujeres «como el nos llama» estamos preparadas para su partida...
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