Buscabas que te amarán al punto de que te dejaran con la duda si después de aquello hay algo mejor; y que decidieran echar raíces ahí donde tus lágrimas formaban un pequeño charco.
Yo te entiendo porque también busqué lo mismo. También tuve miedo de que me dejaran en cualquier parte si no me sabía el camino de regreso.
Creo que para quienes hemos sido “la otra cara de la moneda” de la felicidad, nos viene bien eso de adaptar el traje de la tristeza a nuestra medida para usarlo a diario sin que nos incomode.
Yo en su momento hasta le añadí adornos, mira, no está tan mal.
Tarde o temprano igual vas a tener que cambiarlo porque nadie usa un mismo traje para siempre.
Quiero que pienses en eso también.